Arde Troya y no hay escapatoria y los niños de mi mente
huyen despavoridos pero la avalancha los persigue y los persigue, y el día a
día ya no es suficiente y me encuentro volando en un mundo de fantasía donde
todo es perfecto y soy mil veces feliz.
Vuelo queriendo encontrar la respuesta a preguntas que no
entiendo, que no sé, pero mis alas se cansan y están hartas de todo y de nada a
la vez.
Quiero viajar recorrer ver descubrir indagar estudiar
comparar forjar recordar en retina, foto, video y palabra, conocer comprobar y
remar; aprender a amar, comprender y aceptar que no todo es tal cual te lo
pintan, que lo cierto no siempre es real y que la verdad puede ser un desierto.
Y por más que Serrat diga que nunca es triste, la verdad
puede doler más que golpear un mueble con los dedos del pie, y es aún más
difícil de ver y admitir que esas cosas tan obvias que uno pasa por alto por
diferentes motivos. En algo tiene razón y es en que no tiene remedio y por eso
disfruto pintándola del color que más me guste en ese minuto, pero eso no hace
más que mal.
Porque la verdad no tendrá remedio pero es remedio; y la prefiero como Thoureau- antes que amor, que dinero, que fe, que fama y que justicia.
Denme verdad, qué dolerá y mucho pero solo una vez. Denme verdad, que prefiero mil veces un baldazo de agua helada al calor infartante de una mentira en la cara.