sábado, 3 de noviembre de 2012

De las cinco maravillas o Alicia en el país de los sentidos




Cerrar los ojos, o mejor abrirlos, y perderse en un país tan maravilloso como el de Alicia, e incluso aún más absurdo.
Respirar hondo, y adentrarse en el bosque con Tweedledee y Tweedledum, tercos y retorcidos, y enseñarles a admirar y asombrarse de todo lo que los rodea; desde los tímidos pájaros-pala hasta los ruidosos patos-bocina.
Extender los brazos, y con un pincel de arcoíris decorar todas las rosas del reino de la Reina Roja, y lo mismo con todos los días del año.
Liberar los oídos, y buscar el silencioso e invisible andar del gato de Cheshire; que un poco de acertijo y sonrisa misteriosa nunca le hacen mal a nadie.
Abrir la boca, arriesgarse y comer de lo que diga eat me  y beber de lo que diga drink me; y disfrutar de la retorcida retórica de la oruga azul y su imperdonable who are you? que le carcomerá la cabeza a esta tocaya durante años y hoy más que nunca.
Aprender a ver sabores, oler sonidos, tocar olores, saborear texturas y escuchar colores; a rasgar las cuerdas de un piano y jugar con las teclas de una guitarra mientras el Jabberwocky toma el té con el sombrerero loco y el frenético conejo blanco se toma cinco minutos para leer la triste historia de la morsa y el carpintero estafadores de ostras; así todo se cruza y entrecruza, en un telar donde un millón de hilos multicolores persiguen complicadísimas causalidades que los llevan a ser hoy lo que son hoy, y mañana lo que serán mañana.

¿Qué serán? ¿Quién sabe? Nadie sabe.

Abrir la cabeza, usar la cabeza y perder la cabeza. Veinte segundos, un rapto de locura y todo pasa, todo cambia. Hacer esto ahora, esto otro después, dejar esto otroso para ayer; nadar por las nubes y volar por el fondo del mar: que nada te detenga, que nada te desvíe, solo vos. Por algo hablamos de hilos y no de rieles de tren- el hilo es maleable, moldeable, estirable, retorcible y doblable(y si estirable, retorcible y doblable no son palabras reales o no lo parecen, ¡pum! Ya las inventé)

¿Qué pasa si de tanto uso el hilo se desgasta y se rompe?
Bueno, en ese caso espero que sepas
tomar los dos extremos rotos
atarlos en un nudo marinero- o capitán o timonel, si te apetece
y a seguir avanzando.

“Están en un País de las Maravillas,
soñando mientras los días pasan,
soñando mientras los veranos mueren.

Siempre boyando corriente abajo,
demorándose en el fulgor dorado.
¿Qué es la vida, si no un sueño?”

¡Despertar!

sábado, 21 de julio de 2012

Soy

Soy etérea, volátil e invisible. Soy una nube entre muchas otras, liviana y gris-blanca. Soy una suave brisa de verano en medio del invierno, una corriente de aire tibio que no encuentra su lugar. Soy el polen desprendido de una flor que creció torcida y con poca agua. Soy un esponjoso diente de león separado de los demás por una ráfaga tormentosa. Soy un bastón olvidado, venido a menos y un poco roto. Soy un aroma pasado de moda, un perfume que ya no se siente. Soy una mirada al pasar en el colectivo o en la calle; soy un encuentro fugaz en el tren. Soy un poema apurado escrito en una servilleta de café. Soy una amenaza de beso, de esos que no fueron pero aún así queman. Soy un mar de amor, o tal vez no. Soy zapatos gastados de tanto caminar. Soy camino; soy pasos errantes, ligeros y agigantados. Soy noches largas sin cielo, y un sol radiante que ilumina todas las hamacas y montañas rusas del mundo. Soy cañones de flores que derriban paredes de ladrillo. Soy agua que corre hacia destinos que no conoce, pero corre sin miedo. Soy pensamiento, respiración y vuelo. Soy canción de cuna, una guitarra que suena despacito pero se hace oír. Soy electricidad en el aire. Soy una mariposa que se posa en tu mano delicada cuando menos lo esperás. Soy una voz grave y rasposa que canta las mejores canciones de amor. Soy paz interior y luz salpicada de colores. Soy paredes pintarrajeadas por niños inocentes. Soy sueño apacible. Soy lluvia que repica en la ventana, mientras vos te sentás frente a una caldeante chimenea con un vaso en la mano.
 Soy tranquilidad; soy alma en calma. Soy libertad.

jueves, 10 de mayo de 2012

Simbad el marino me gustaría ser


Siento el peso del mundo en mis hombros con elefantes, tortugas gigantes y ese personaje griego que no logro recordar. Ellos lo comparten y yo lo sostengo en forma de tragedia familiar que por más burda y patética pesa lo mismo que la luna y me siento rodeada de hipócritas y gentes inmorales y juego a avocarme a un estricto código moral que es imperfecto y no existe porque ni yo que lo pensé califico, pero que aún así rige cada pensamiento que surge en este cerebro y cada palabra que sale de esta bocota.
Son leyes no escritas que en casos hipotéticos y de la puerta para afuera hacen de mí una persona relajada pero adentro hay un tornado gestándose continuamente que cada tanto y en las cosas más triviales deja escapar un poco de desastre en forma de nubes oscuras y paralizadoras que pronto se transforman en un velo de ceguera que les impide ver otra cosa.
Y duele por incomprensión, ignorancia y brutalidad; se desangra por impotencia que sobrepasa lo rayano y obliga a tragar vivas todas esas pequeñas corrientes de viento-verdad que contribuirán a la tempestad.
Y por más que en los pocos relatos de aventuras de mar que leí siempre aparezca el sol por el este, por más que haya mil y una formas metafóricas diferentes para decir que behind every cloud there’s a silver lightning, la verdad es que esta tormenta se está volviendo cada vez más grande y silenciosa, y empiezo a tener miedo de ahogarme en el camino.

jueves, 12 de abril de 2012

Almeja

Flores bobas por toda la hoja,
el corazón abierto sobre la mesa.
Un nudo que impide hablar,
otro impide pensar, y otro
me pinta una sonrisa falsa
que me deschava en un instante.

Me río, sonrío, frunzo el ceño, suspiro.
Tomo agua; más flores y garabatos,
para evitar decir lo que muero por gritar.
No tiene sentido, no cierra;
no puede ser.
¿Qué importa? ¿Qué tiene que ver?
Nada, nada, nada.
Son solo flores en papel.

De secretos y cadencias

La mente, al igual que la tierra, es un pseudo universo rebosante de secretos. Y es costumbre del hombre investigar, cuestionar, y hasta develar esos secretos, sin darle importancia al desorden que se deja atrás. Porque es de creencia popular que está en el orden natural de las cosas la iniciativa de volver todo a su lugar- original o correspondiente, según sea el caso.
Pero a veces sucede que hay verdades cuya fuerza es mayor a la que uno puede soportar, y el sistema- por más fuerte que haya sido- se colapsa y derrumba en un instante.
Hay secretos que pueden, a simple vista, significar tanto (o tan poco) como una nota equivocada en una melodía; pero si se mira en perspectiva puede que esa nota demás, ese secreto demás, eche a perder la cadencia casi perfecta de una melodía que ya no puede recuperarse.
Hay ciertas cosas que no deben ser pensadas. Ciertos secretos sobre los que no se debe ahondar, y ciertas verdades- ajenas o propias- que sería mejor que permanezcan enterradas muy, muy profundo.
1-03-2012

martes, 20 de marzo de 2012

Arde Troya


Arde Troya y no hay escapatoria y los niños de mi mente huyen despavoridos pero la avalancha los persigue y los persigue, y el día a día ya no es suficiente y me encuentro volando en un mundo de fantasía donde todo es perfecto y soy mil veces feliz.
Vuelo queriendo encontrar la respuesta a preguntas que no entiendo, que no sé, pero mis alas se cansan y están hartas de todo y de nada a la vez.
Quiero viajar recorrer ver descubrir indagar estudiar comparar forjar recordar en retina, foto, video y palabra, conocer comprobar y remar; aprender a amar, comprender y aceptar que no todo es tal cual te lo pintan, que lo cierto no siempre es real y que la verdad puede ser un desierto.
Y por más que Serrat diga que nunca es triste, la verdad puede doler más que golpear un mueble con los dedos del pie, y es aún más difícil de ver y admitir que esas cosas tan obvias que uno pasa por alto por diferentes motivos. En algo tiene razón y es en que no tiene remedio y por eso disfruto pintándola del color que más me guste en ese minuto, pero eso no hace más que mal.
Porque la verdad no tendrá remedio pero es remedio; y la prefiero como Thoureau- antes que amor, que dinero, que fe, que fama y que justicia. 
Denme verdad, qué dolerá y mucho pero solo una vez. Denme verdad, que prefiero mil veces un baldazo de agua helada al calor infartante de una mentira en la cara.

jueves, 23 de febrero de 2012

E-mail


De todas las cosas que alguna vez necesité o quise escribir, ésta es, por mucho, la más difícil. Y no precisamente porque me falten las palabras. Al contrario, me sobran - palabras, frases, consejos- un torbellino de ideas que se asoman en mi cabeza, que destila y destila para elegir aquellas que puedan hacer llegar un mensaje sin lastimar al que lo recibe.
Hay explicaciones que, desde luego, sería mucho mejor dar cara a cara. Sin embargo, siento que es mi responsabilidad aclarar ciertos puntos. No me siento cómoda con algunas palabras, así que vamos a dar por hecho que eso que pasó hace una semana se llama “el asunto”, ¿puede ser? Vos y yo sabemos más que bien de qué hablo, y espero puedas entender por qué necesito llamarlo de esa manera.
U-we-tsi-a-ge-ya es una palabra Cherokee utilizada para dirigirse a lo que ellos llaman “hija del corazón”, es decir, alguien muy cercano a uno mismo y, valga la redundancia, al propio corazón.
Aclarado eso, te digo: u-we-tsi-a-ge-ya, puedo entender que estés dolida. Puedo entender que estés ofendida, e incluso enojada, conmigo y con el resto, por haber mantenido el “asunto” en secreto. Si me hubieses mandado un e-mail diciéndome de todo menos linda, lo habría entendido también. Es más, creo que hasta me lo esperaba. Me sorprende que no hayas manifestado tu enojo, y también me preocupa, porque temo que estés guardándote más de lo que puedas aguantar.
Si querés reventar, hacelo. Si querés gritar al mundo entero que estás enojadísima, hacelo. Si querés llegar a Buenos Aires y empezar a repartir abrazos, hacelo también. Estás en todo tu derecho. Pero si vas a enojarte es muy importante que conozcas las razones por las que te ocultamos todo.
El fin de semana del “asunto”, esto fue un caos. Tranquilo por fuera, tormenta eléctrica por dentro. Mamá era la peor de todos. Estaba destrozada, como es lógico. Uno pensaría que con cosas así las ganas y la necesidad de acción habrían desaparecido. Pero no; había demasiada energía acumulada, demasiado dolor, que tenía que canalizarse por algún lado. ¿Podés adivinar cuál fue el escape? Sí, exacto. Ella no se tiene que enterar.  ¿Habría sido mejor hacerte llegar la noticia de inmediato, y hacerte volver? Con el tiempo y el paso de los años podremos juzgar si fue la decisión correcta o no, pero en el momento era lo único que parecía factible. Digamos, para poner en lenguaje burdo, que lo hecho, hecho estaba. Lo que pasó, pasó. El contarte en ese mismo momento, o cuando volvieras a Buenos Aires, no cambiaba nada en lo más mínimo, más que generarte una pena y un dolor que no íbamos a poder calmar ni curar debido a la distancia. Así que decidimos esperar.
O más bien mamá decidió esperar, y nosotros accedimos. Tendrías que haberla visto. Era un tornado de explicaciones y súplicas y porfavores para evitar que algún despistado publicara algo en Facebook o te dijera algo que te hiciera tan solo sospechar. Nos hizo prometer a todos los que manteníamos algún tipo de contacto con vos que no íbamos a decir absolutamente nada, por lo menos hasta que estuvieras en casa, safe and sound. Estuviéramos de acuerdo o no con su decisión, ella era dueña de la verdad- después de todo, era su papá antes que nada, ¿no?- y ella había resuelto que lo mejor era que te enteraras del “asunto” por medio de ella- de su boca- en el momento en el que te tuviera a mano para estrujarte y abrazarte, para consolarte y mandar la tristeza a volar. Nadie se atrevió a desafiarla, ni a romper esa promesa que se sentía casi tan fuerte como  el Juramento Inquebrantable de Harry Potter.
Espero de corazón, u-we-tsi-a-ge-ya, que este e-mail haya servido para que entiendas un poco más que lo único que buscábamos era cuidarte en lo que nos era posible-desde lejos y sin un número de teléfono al que llamar-, y que, si bien no vamos a quejarnos ni un poco ante la sarta de insultos y todo lo feo que quieras decirnos, tal vez no nos los merecemos tanto como el dolor te puede hacer pensar.

sábado 18 de febrero de 2012